Se le conoce popularmente como El Síndrome Grinch y se presenta en las personas que tienen un especial rechazo a la Navidad, incluso pueden llegar a odiar la Navidad y todo lo que ella conlleva.
Los adornos, la música, las celebraciones, las felicitaciones, los regalos, la alegría en general que estas fiestas generan… Todo ello es odiado por aquellos que odian la Navidad.
La Navidad es un momento en el que todo lo que te rodea está destinado, pensado y dirigido, para remover tus sentimientos y tus emociones, con el fin de redirigirte a aumentar las relaciones interpersonales entre familias y amigos.
Está todo ideado para que, en cada uno de nosotros, en cada uno de nuestros cerebros, se dispare lo que se conoce como «espíritu navideño» y el ser humano en general experimenten emociones positivas y sensaciones de ilusión y esperanza y de querer estar con la familia y los amigos.
Pero lo mismo que a muchas personas las navidades les aportan gran júbilo y alegría, hay muchas otras personas a las que las navidades les aportan emociones negativas de tristeza, depresión, enfado e incluso hasta odio con la llegada de estas fechas.
No es lo mismo un odio a las navidades que estas te pongan triste. Los primeros se engloban dentro del síndrome Grinch, los segundos pueden padecer lo que se conoce como depresión navideña, y os aseguramos que no es lo mismo.
Índice de contenidos
¿Eres un Grinch de la Navidad?
Si consideras que la Navidad no es más que un postureo y te sientes en la obligación de estar feliz, de besar y abrazar a personas que no te apetece o que crees que no se lo merecen, puedes ver una enorme falsedad en todo lo que ocurre a tu alrededor.
Ello puede ocasionarte enfado y que te sientas malhumorado, pues no ves forma de escapar, y desencadenar lo que los especialistas conocen como el síndrome Grinch… Pero en qué consiste el síndrome que hace que odies la Navidad, ¿lo tendrás?
Si te ves reflejado en estos puntos, tal vez estés más cerca del Grinch de lo que sospechabas.
Cuanto más felices ves a los demás, más te enfadas tú
Este síntoma consiste en enfadarse cuando ves alegría en los demás.
Incluso notarás como tu enfado va en aumento cuanto más felices ves a los que te rodean, llegando al ser insoportable si se ponen a cantar y a darse besos y abrazos.
No quieres salir de tu casa, pues es el único sitio que tienes bajo control
En este caso lo que evitarás por todos los medios es salir de una casa en la que, evidentemente, no habrás colocado ni un solo adorno.
Las aglomeraciones, las celebraciones, las reuniones de amigos y familiares que se producen en estas fechas no te gusta y, por eso, quieres a toda costa quedarte tan a gustito en el sofá de tu casa, en tu salón y con tu persona como única compañía.
Los regalos te asquean
Otro dato que te indicará que tienes verdadero odio a la Navidad es que te desagrada que te hagan regalos.
De hacerlos tú ya ni hablamos. No le ves sentido ninguno a que te los hagan, pues imagina hacerlos.
Las reuniones familiares y las celebraciones te producen urticaria
Lo peor de todo. Los peores momentos para ti son las celebraciones navideñas.
Esas cenas y comidas en las que te sientes obligado a asistir te producen realmente una fuerte ansiedad.
¿Odias la Navidad por algo pasajero?
Las personas de las que hemos hablado anteriormente, suelen odiar la Navidad año tras año desde hace tiempo.
Pero hay otro tipo de odio a la Navidad que es pasajero o que, al menos, así esperamos que sea.
Se conoce como el síndrome de la silla vacía y se da en aquellas personas y/o familias a las que les falta algún miembro importante de la misma.
Un fallecimiento, una separación o la ausencia de alguien muy especial, pueda desencadenar este trastorno afectivo estacional que pude perdurar a lo largo de los años, o que puede durar una o dos navidades.
Un dato para reflexionar
Por cierto, un dato que es preocupante, o al menos a nosotros nos lo parece. El 42% de las personas mayores de 65 pasan las navidades solas en nuestro país.
Para los más jóvenes puede que esta sea una tradición del pasado poco importante. Pero para los mayores es una celebración muy importante, sobre todo por como se vivía la Navidad en su infancia y juventud.
Sentirse solos y aislados en Nochebuena y Nochevieja para ellos es un sufrimiento que debería hacernos reflexionar.